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Insumos agropecuarios en salta

Muestreo de suelos: la base para una agricultura de precisión más eficiente

En AJU apostamos por una agricultura cada vez más inteligente, eficiente y sostenible. Uno de los servicios más valiosos dentro de nuestra área de Agricultura Digital es el muestreo de suelos con el calador hidráulico CH200, una herramienta clave para conocer en profundidad el estado del suelo y tomar mejores decisiones.



¿Qué se hace durante un muestreo de suelo?

El proceso comienza extrayendo muestras mediante una lanza impulsada por el equipo hidráulico. Estas muestras se almacenan en bolsas o frascos y se envían al laboratorio para realizar análisis físicos y químicos del suelo.


Estos análisis permiten conocer con precisión:

  • Nivel de nutrientes disponibles.

  • Contenido de materia orgánica.

  • pH y conductividad eléctrica.

  • Textura y estructura del suelo.



Este conocimiento permite entender el potencial productivo del suelo, anticipar deficiencias y ajustar estrategias de manejo de manera más eficiente.


Evaluación de la resistencia del suelo con penetrometría

Además del muestreo convencional, se utiliza un penetrómetro digital conectado a una aplicación que mide la resistencia del suelo a la penetración centímetro a centímetro hasta una profundidad de 80 cm. Esta información permite:


  • Detectar capas compactadas.

  • Determinar la profundidad efectiva de raíces.

  • Evaluar la capacidad de infiltración del agua.


Esto resulta clave para planificar labores como descompactaciones mecánicas, el uso de cultivos de cobertura y el tránsito de maquinaria.


Densidad aparente: un indicador esencial

También se mide la densidad aparente del suelo, que permite conocer su porosidad y, por tanto, su capacidad de almacenar agua y aire. Suelos con una densidad adecuada favorecen un mejor desarrollo radicular y mayor eficiencia en la absorción de nutrientes.


¿Por qué es tan importante hacer este tipo de análisis?

Uno de los pasos más relevantes para tomar decisiones acertadas en el manejo agronómico es conocer a fondo el estado del suelo. Por eso, los análisis físicos y químicos a partir del muestreo de suelo se han vuelto una herramienta clave dentro de la agricultura de precisión. A través de ellos, es posible conocer no solo la fertilidad del terreno, sino también otras propiedades que inciden directamente en la productividad, como la compactación, densidad aparente, capacidad de infiltración y disponibilidad de agua.



Estos estudios permiten tomar decisiones más eficientes y sostenibles: ajustar las dosis de fertilización, planificar rotaciones de cultivos, identificar zonas con necesidades particulares e incluso anticipar problemas de estructura o drenaje. De esta manera, el muestreo no solo brinda un diagnóstico, sino que habilita un manejo más ajustado a la realidad de cada lote.



Una vez realizados los análisis de laboratorio, los resultados permiten avanzar hacia una segunda herramienta fundamental: el mapeo de suelo. Este proceso consiste en traducir los datos obtenidos del muestreo en mapas de variabilidad espacial. A través de herramientas digitales y plataformas de gestión agronómica, se pueden visualizar en el lote zonas con diferentes características y comportamientos.


El mapeo, entonces, es la forma de interpretar los datos de suelo en términos prácticos y visuales. Permite planificar estrategias de manejo sitio-específico, como la fertilización variable, o incluso diseñar ensayos comparativos para evaluar respuestas a tecnologías o insumos.

Estos mapas se convierten en una herramienta dinámica para la toma de decisiones agronómicas, al integrar no solo información de suelo, sino también datos de rendimiento, imágenes satelitales, registros climáticos y más.


Realizar un muestreo de suelo y trabajar con mapas que reflejen su variabilidad real es una inversión estratégica. Permite mejorar la eficiencia de uso de insumos, cuidar el ambiente, y optimizar el rendimiento y la rentabilidad de cada campaña. Es también un primer paso para quienes quieren avanzar hacia una agricultura regenerativa o intensificar el uso de herramientas digitales.


Conocer lo que pasa bajo nuestros pies es el primer paso para construir una agricultura más precisa, rentable y sostenible.


Por Equipo Editorial AJU

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