La agricultura se enfrenta con un futuro próximo muy exigente. Según datos revelados por la ONU se estima que para el 2050 la población mundial pasará de 9.800 millones a 11.200 millones de personas. Por lo tanto, alimentar al mundo con cada vez menos recursos, menos tierras y con un clima con continuos cambios exigirá al productor agrícola aumentar significativamente la eficiencia y sustentabilidad productiva, la cual será posible alcanzar si se trabaja en conjunto con la inteligencia tecnológica artificial.
Por su parte, estudios realizados por la FAO exhiben que, en la actualidad, a nivel mundial un agricultor produce en promedio 2500 Kg de trigo por hectárea por lo que la superficie cultivable debería crecer un 3% anual para cubrir la demanda del crecimiento poblacional. Pero lo revelador suscita en que si al sistema productivo actual, se le suma la robótica acompañada con la inteligencia artificial se podría triplicar la producción de alimentos, sin necesidad de incrementar la superficie productiva y garantizando el suministro alimentario. Por lo que el futuro con inteligencia tecnológica se muestra alentador…
Agricultura: nuevas tecnologías Hasta hace unos años atrás, el concepto de agricultura se asociaba a la imagen de un hombre conduciendo un tractor. Hoy en día, la revolución tecnológica ha cambiado la forma de ver esta actividad productiva y ahora hablar de agricultura refiere indefectiblemente a una actividad con alta tecnológica, digitalizada y moderna. Aún con todo este despliegue tecnológico, la actividad agrícola sigue siendo el segmento menos digitalizado de la economía mundial. Esta debilidad se evidencia como una gran oportunidad para que las empresas puedan crecer exponencialmente en el desarrollo de nuevas tecnologías.
Con lo que se viene registrando en materia de innovación en los últimos años en el sector agrícola mundial, se desprende que en los próximos años el cambio tecnológico será abrupto y tendrá un impacto revolucionario. En este sentido Argentina acompaña este camino ubicándose actualmente en el 13º lugar en desarrollos de tecnologías para el agro de los 194 países que componen la ONU, posición altamente subestimada debido al bajo nivel de patentamiento que Argentina realiza de sus innovaciones que no permiten visualizar el verdadero nivel de desarrollo innovador… Pero Argentina siempre se destacó en el mundo por poseer una agricultura muy innovadora, siendo por ejemplo el 3º país del mundo en adopción de tecnologías para agricultura de precisión solo por detrás de dos gigantes en la temática como lo son Alemania y Estados Unidos.
La agricultura de hoy enfrenta varios desafíos, como la migración de los habitantes del campo hacia las ciudades, la escases de los recursos, los mayores costos laborales, el cambio climático, entre otros; e innovar es la única forma de mantenerse en pie y lograr así alimentar al mundo. Por tales razones, especialistas en robótica de todo el mundo trabajan en mejorar el futuro de la agricultura.
En la actualidad cerca de unos 30.000 robots ya están efectuando tareas agrícolas en todo el mundo con más de 1000 de esos robots trabajando en la Argentina. De acuerdo con datos revelados de la consultora IDTechEx, el mercado de drones y robots en la agricultura mueve alrededor de 3 mil millones de dólares al año, pero se prevé que tan solo para el próximo año la cifra ascienda a 10 mil millones.
La irrupción de la robótica ha sido fuerte en el territorio nacional. Los agricultores siempre requirieron varios datos e información para hacer crecer sus campos. Por esta razón, la tecnología, el Big Data y la robótica son las claves para ayudar a la agricultura a innovar y convertirse en un negocio sofisticado pero que además sea una herramienta que permita mejorar la calidad de vida de los agricultores, impulsando sus negocios y productos.
Robots en el agro Los robots están cambiando los métodos de cultivo que están dejando de ser procesos conservadores para ser más predictivos poniendo a la inteligencia artificial al servicio de la agricultura con el fin de construir un sistema alimentario más sostenible, resiliente y productivo que ofrezca la tan necesaria y ansiada seguridad alimentaria mundial.
Dentro de las habilidades avanzadas de aprendizaje automático de los robots, el uso de los mismos no está acotado solo a la actividad agrícola in situ, sino que su capacidad predictiva viene dando enormes resultados en el campo de la ciencia genética. Mediante el uso de robots, los científicos pueden recopilar la influencia de cientos de factores en los rasgos futuros de la planta. Al usar robots que identifiquen y clasifiquen los fenotipos, se puede detectar las plantas con mejor rendimiento o mayor resistencia a enfermedades antes de que siquiera hayan iniciado su periodo de floración. Esta tecnología podrá reducir a menos de la mitad el tiempo necesario para desarrollar un nuevo cultivar con las características deseadas pasando de los 9 años que se requieren hoy en día para obtener una variedad o híbrido nuevo, por presión selectiva, a tan solo 4 años con el uso de inteligencia artificial.
Los robots pueden ser de diversos tamaños, aunque la tendencia mundial se alinea a la utilización de múltiples pequeñas unidades interconectadas que conformaran equipos inteligentes que trabajaran en simultaneo en operaciones de monitoreo, control y cosecha comandados por motores eléctricos auto recargables usando energías renovables y gracias a su bajo peso, sin afectar el suelo por compactación.
En la actualidad algunos de los robots que ya actúan en nuestro país cumplen las siguientes funciones:
Monitoreo (drones y robots terrestres que mediante visión artificial relevan el desarrollo de plagas, enfermedades y estado nutricional de la planta)
Control (mediante aplicaciones ultra selectiva de fitosanitarios, shock eléctrico, vapor y acción mecánica para el control de malezas)
Cosecha (detectan la posición del fruto y grado de madurez para realizar la cosecha individual con brazos de alta precisión)
Los objetivos prometedores finales de la irrupción de los robots en el campo son que cada planta fuera monitoreada de manera individual, relevar de cada una exactamente los nutrientes que necesita y registrar cada reacción de la planta ante su entorno. En consecuencia, actuar de forma autónoma para que cada planta se encuentre en una situación óptima que permita expresar todo su potencial productivo sin afectar el ambiente natural.
Fuente: Agrofy
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