El sector agroalimentario no escapa al proceso abierto de transformación digital que vive la sociedad. Su enorme atomización provoca que lo haga a diferentes velocidades, en función de distintas variables.
El informe The Connected Human Report: The Future of Connected Agriculture, elaborado por la tecnológica española Libelium y otros expertos, constata que las bajas tasas de adopción de tecnología conectada en el sector primario y la falta de soluciones digitales a medida están impidiendo que la industria agroalimentaria alcance todo su potencial. A ello se une la dificultad para captar profesionales cualificados. Hay una gran escasez de talento en el sector Agtech.
Cuando se trata de cubrir un puesto de estas características, sobre todo en una startup, la experiencia técnica del candidato tiene la misma relevancia que su capacidad de adaptación para asumir distintos roles dentro de la compañía", afirma Patricia Fernández Ponga, CEO de Serve [the] PEOPLE Green, multinacional con gran experiencia en la captación de este tipo de perfiles, tanto en Europa como en Estados Unidos.
A finales del siglo pasado se presentó el sistema de autoguiado en vehículos agrícolas, un equipamiento casi imprescindible hoy en día en un tractor de media y alta potencia. Ahora, poco más de 20 años después, se dispone de un enorme abanico de soluciones digitales que facilitan el trabajo y, casi tan importante o más, redundan en una mayor rentabilidad del negocio.
La digitalización sigue su curso y todos, antes o después, de una forma o de otra, debemos ir adaptándonos en nuestro día a día. Ordenadores, tablets, teléfonos móviles, aplicaciones... son ya herramientas imprescindibles para realizar muchas tareas. Los productores tampoco escapan a ellas y, cada uno a su ritmo en función de cada situación, las adaptan a su labor. Lo hacen de forma voluntaria o terminarán haciéndolo obligatoriamente, toda vez que el cuaderno de campo pasará a ser exclusivamente digital. De ahí que su adopción esté cada vez más extendida, si bien a un ritmo lento para lo que se nos viene en los próximos años.
Porque conviene tener presente que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proyecta que la población mundial alcanzará los 9.700 millones en el año 2050, lo que obliga que la producción agrícola mundial aumente un 69% entre 2010 y 2050. Para que la industria agroalimentaria pueda responder a ese reto no le queda otra que aplicar soluciones inteligentes que aumenten el ritmo y la calidad de la producción.
Formación
Un uso adecuado de las herramientas y soluciones tecnológicas requiere de formación. Y cuando se accede a ella y se alcanza un alto grado de conocimientos en digitalización, el sector agro entra en competencia con otros seguramente más sugerentes para los jóvenes. Quizá por ahí se entienda la lentitud observada en el medio rural en general a la hora de adoptar nuevas tecnologías digitales.
En un sector tan envejecido como la agricultura, en el que el 40% de los perceptores de las ayudas PAC tienen más de 65 años, no es de extrañar que todavía sean muchos los profesionales que desconocen los beneficios que el Internet de las Cosas (IoT) y otras tecnologías conectadas pueden aportar. Si bien se han comenzado a utilizar nuevas tecnologías y robótica en las prácticas agrícolas, en general, estas herramientas no están conectadas y, por lo tanto, no se aprecian los beneficios potenciales.
Por un lado está la captación del dato y, por otro, la gestión agronómica del mismo. Dos tareas sencillas o complejas, según se miren. La primera depende de las herramientas digitales disponibles y su correcta utilización. La segunda requiere de otro tipo de conocimientos obtenidos desde distintas fuentes o incluso desde la propia experiencia.
El sector agro, tan estático durante décadas, está envuelto en un relevo generacional muy marcado precisamente por la transformación digital. En un encuentro reciente organizado por Serve [the] PEOPLE Green, expertos en Agtech y recursos humanos coincidieron en la llegada de una nueva generación de 'makers' que asumen más riesgos y tratan de implementar procesos más eficientes en la producción para aumentar el margen de beneficios.
¿Cómo hacerlo? Abandonando esquemas caducos de trabajo y canalizando gran parte del dinero que se mueve en el sector hacia actividades innovadoras que lo hagan avanzar hacia el futuro. De forma concreta, superar los problemas de almacenamiento de datos a través de protocolos comunes y mejores métodos de recopilación de datos es clave para desbloquear una base de datos muy mejorada sobre la cual construir la infraestructura digital.
Retos paralelos
La agricultura no cabalga sola en este recorrido y su paulatina transformación digital debe atender también a otros retos. No solo debe producir más, sino también hacerlo respetando al máximo el medio ambiente, ofreciendo seguridad al consumidor a un precio asequible.
La sostenibilidad y la reducción de la huella de carbono son dos de los campos en los que más se está invirtiendo, si bien los expertos señalan que homogeneizar las distintas regulaciones es fundamental para aumentar la competitividad del producto nacional frente al llegado del exterior, que en numerosas ocasiones no está sometido a las exigencias de trazabilidad aplicadas en nuestro país. De ahí las voces que abogan por la fijación de aranceles que ayuden a equilibrar la situación.
Herramientas innovadoras seguirán ganando espacio. Los expertos señalan la Inteligencia Artificial, que ya ha demostrado su eficacia para identificar nutrientes en restos que antes se habrían desechado, y la robotización de la recolección, como los hitos más disruptivos de cara a futuro. Eso sí, advierten de la necesidad de inversión -abaratando la tecnología- y la disposición al cambio como factores clave para el desarrollo del sector agro.
Fuente: Interempresas.net
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