La actividad agrícola estará sujeta siempre a grandes fluctuaciones pues está influenciada por el clima y la biología, y además es particularmente permeable al comercio internacional haciendo que variables como la tasa de interés, los tipos de cambio, el crecimiento demográfico o el aumento del PBI per cápita influyan mucho en los precios de los granos, de los insumos y de la tierra.
Todo este escenario complejo y volátil no puede ser una excusa para no aplicar al máximo las buenas prácticas de gestión en cada uno de los procesos de operaciones y negocios que llevamos adelante. En este sentido, creemos que los conceptos de Excelencia Operacional son herramientas muy importantes.
La Excelencia Operacional se define como “la gestión sistemática de la productividad, calidad, confiabilidad, seguridad, salud ocupacional y medio ambiente para lograr un desempeño de Categoría Mundial, implica usar la capacidad total de la compañía (procesos, tecnología y talento humano) para implementar estrategias de optimización que garanticen la efectividad de las operaciones, para el éxito del negocio.” (*)
Ya no sirve solo tener un proceso descripto en un papel, una definición de puestos o aplicar algunas buenas prácticas.
Un enfoque sistémico de nuestra cadena de valor nos servirá para determinar con precisión dónde están las fugas de ingresos y excesos de costos y cuáles son las palancas que los mueven. Tiempos muertos en labores, maquinaría antigua, fletes cruzados, aforos, tiempos de descarga, el costo de la falta de calidad en la producción, el costo de los errores y la falta de previsión, diferencias de inventario, pérdidas por insumos de mala calidad, pérdida de confianza por parte de los clientes, etc.etc. Son una larga lista de elementos a medir y gestionar sistemáticamente.
En un entorno cada vez más exigente, la sustentabilidad de las empresas se definirán cada vez más en los detalles.
(*) Fuente: Ing. Oliverio García Palencia
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